viernes, agosto 13, 2004

Mi secreto, me condena


El recuerdo se presenta como imágenes congeladas, como fotos.
Habré tenido seis o siete años, mi mamá me había encargado a comprar unos huevos en la despensa del barrio Yocca (ahora San Martín), mientras esperaba que me atiendan, en el suelo se encontraba un caja grande de fósforos “tres patitos”, había caído del estante; justo con la cara del cartón donde estaban las coleccionables instrucciones para armar sillas, mesas y castillos en miniatura con los palitos de los mismos.
Me invadió una extraña seducción, la podía tener sin nada a cambio, solo correr con el riesgo que la dueña me vea, pero ella no estaba, se había retirado al interior de su casa a traer mi pedido... me encontraba solo en el local con todo a mi disposion, pero mis ojos estaban dirigidos en esa caja que estaba en el piso, era cuestión de inclinarse estirar la mano y en dos segundos los fósforos estarían en mi bolsillo, era una osada aventura, señal que mi inocencia estaba flaqueando... no resistí y me deje guiar por la tentación, iba ser mi primera picardía, mi primer “hurto”.
Una vez cometido el hecho, regrese a casa asombrado por lo que hice pero se me represento la idea (en aquella época, infantil) que actúe bajo el influjo del diablo; del asombro pase al terror, seguramente me quemaría en la casa del diablo como castigo por haberlo servido, la caja de fósforos me molestaba el bolsillo, las lagrimas me comenzaron a salir y a paso apurado la tire a cualquier parte con los huevos incluidos. Obviamente cuando llegue a casa, sume mas puntos para irme con el diablo, le “mentí” elegantemente a mi mamá tartamudeando que la despensa estaba cerrada.
Esa noche no pude dormir del miedo a encontrármelo al demonio en la pared de mi habitación y como siempre en estas situaciones me fui a dormir a la cama de mi abuela “yaya”, que siempre me daba asilo.

1 comentario:

rafa dijo...

pero muchacho!

tu inocencia no flaqueaba por el hurto! au contraire: el motivo de crisis era tu miedo, y nada más.

abrazo.