Doña Ramona Gallardo, vive al frente del prostíbulo “Dominó”.
Su pasatiempo por las noches de insomnio: chusmear en la vereda, sentada en su silla de mimbre y con mate en mano, la entrada de clientes.
Una noche, al ver sorprendida, la salida de un joven vecino que conoce de niño, le dijo de manera poetica:
- Bien hecho Hernancito, aquí es donde deben venir los jóvenes cuando el deseo íntimo hincha sus venas, en vez de palpar las esposas y novias de otros.
Pero viéndolo salir todas las noches, animosamente le reclamó:
- Muchacho, se puede acudir alguna que otra vez, pero no sabía que habías fijado aquí tu domicilio.
¡Que metida que es doña Ramona!.