viernes, marzo 01, 2024

Influencia

“…porque mucho de lo que está prohibido me hace feliz”.
Callejeros

 Un amigo que dejó de fumar hace años volvió a engancharse al vicio. Lo hizo a escondidas para no perder el aprecio de familiares y compañeros. Había recibido tantas felicitaciones que temía decepcionar. Fumaba en el baño, abría la ventana, luego se perfumaba y chupaba un caramelo de cereza.
 El primero en descubrirlo fue su hijo, después un compañero de trabajo. El chisme se difundió rápidamente y lo desanimo hasta llegar a la depresión.
 Un día lo encontré por la calle en un estado lamentable. Lo invité a un bar y charlamos mientras tomamos una gaseosa y comíamos hamburguesas. Recordamos una travesura infantil de aquella vez que encontramos un pucho tirado, y lo incite a fumar. Al despedirnos me comentó lo bueno de juntarnos.
 Al poco tiempo me crucé con el hijo y me contó que mi amigo había dejado de fumar. Pero comía únicamente hamburguesas, era un obeso de más de 120 kilos y todos los días iba a McDonalds. Me pidió que lo llamara porque preguntaba por mí y así lo hice. Nos citamos en el mismo bar. Tomamos whisky y charlamos animadamente. Nos despedimos y ayer me enteré, también por el hijo, que había adelgazado pero ahora concurría dos veces por semana a alcohólicos anónimos.
 Esta vez no me pidió que llame a su padre.