Compartiendo con mis amistades el
cumpleaños de mi primo Miguel en su casa del barrio Belgrano y
después de unas horas, cuando la celebración estaba decayendo nos pusimos a
escucharlo a Omar, un amigo casi periodista, que se siente un
fracaso, la victima eterna, pero gracioso cuando relata sus dramas y recurrente
con sus dichos; tiene una manera casi ilustrada de contarlas.
Entre
risas y torpezas de los invitados, Omar un tanto mareado por la cerveza, nos
contó el episodio que le paso hace unos días.
“Un sábado, que no recuerdo cual, pero fue en
esa semana que hizo bastante frío; yo tan feote que soy, en la pista del boliche me
sorprendo de poder conquistar con mi pobre perorata a una mujer muy atractiva,
era fantástica, un primor.
Entre
las sicodélicas luces y la música conversamos casi toda la noche, hasta que nos
dimos unos apasionados besos y como en las películas, para mantener el
misterio, no intercambiamos números de celulares, pero pactamos en vernos la
próxima semana en el mismo lugar. Esa madrugada no pude ganar el sueño, de lo
entusiasmado que estaba con semejante belleza.
Al otro sábado cuando nos encontramos como estaba
planificado, después de los amorosos besos y halagos por mi parte, nos fuimos a
bailar unos lentos ochentenos.
Era
fascinante sentir su cuerpo pegado al mío y con ese exquisito perfume en su
cuello. Otra vez iba a ser la noche de mis sueños.
Pero
para mi sorpresa, note que, cada vez que dábamos suavemente la vuelta, atrás de
ella entre la tenue luz azul había una tentadora figura femenina solitaria que
me observaba. Lo confirme con la siguiente vuelta, a la cual devolví la
cómplice mirada. Al otro giro ya se sonreía, entonces le regale una picara
sonrisa guiñándole un ojo.
Dentro
de mí me sentía un verdadero Rey León, estaba con tremenda mujer entre mis
brazos y había otra rondándome por caer en mis garras.
A la
próxima vuelta ya le tire un sensual beso… a lo que la dama que estaba conmigo
me dijo tiernamente al oído: si te seguís haciendo el loco con mi hermana
me voy a la mierda.
Muchachos, me quede sin el pan y sin la
torta”.
3 comentarios:
jajaja que imbecil ese pibe, menos mal que no voy a bailar, mira si me topo con alguno de la misma especie jajajaja muy ocurrente.
Suele pasar, jejeje, lo importante es que lo disfrutado nadie te lo quita.
No te perdono?
Saludos!
jajajaja!!
muy buen relato!!
hombres....quien los entiende ¬¬
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