miércoles, febrero 15, 2006

Extraño Habitante


Recién me despertaba con la modorra de la madrugada, la luz tenue del nuevo día comenzaba a iluminar el cuarto.
Apenas introducí mi pie en el zapato, sentí una sensación en mis dedos; como si estaría apretando una goma… una helada goma, que se movía con desesperada insistencia. Instintivamente, se presentó en mi mente una sabia recomendación de mi mamá que solía decirme: “sacudí tu calzado antes de ponértelo”, inmediatamente solté brutalmente el zapato al suelo.
Con los ojos bien abiertos, ya sin sueño, sigilosamente observe expectante, la aparición del circunstancial huésped, porque seguro había sentido algo con movimiento adentro del zapato. No lo había soñado. Mientras, la advertencia de mi madre todavía rondaba en mi cabeza, ahora la recodaba con detalle: sobre la existencia de peligrosos insectos que buscan la oscuridad y el aroma humano y que mejor morada que la de los calzados.
Entonces esperé que realice su acto de presentación, el bicho que sospechaba, al que mayor repugnancia y fobia tengo: el escorpión… pero nada, el zapato y yo estábamos enfrentados desde una distancia de tres metros, pero se hacia esperar, mi tumbado calzado seguía ahí sin que el forastero salga a la superficie.
¿Lo habré herido con mis dedos del pie y el insecto esta luchando por incorporarse? o ¿quizás con el violento golpe que despidió en el suelo el zapato, lo maté?.
Prudentemente me acerqué, levante el calzado, lo sacudí y cayo algo que a primera impresión pareció un delgado lápiz negro. Pero a medida que se iba acomodando esa cosa, comencé a distinguir unas patitas, una cola, algunas pintitas blancas y por fin los ojos…
¡No era un insecto! era un chelco, un pequeño chelco negro, esa diminuta lagartija extraoficialmente venenosa, pero oficialmente sucia, que aparece en las calurosas noches santiagueñas.
Estaba tieso, quizás con miedo o trastornado por el golpe. Lentamente y con cuidado lo fui empujando con la escoba hasta el patio y en el balde de basura boca abajo, ahí lo deje encarcelado.
Al mediodía le comenté como algo anecdótico a Silvina, mi compañera de trabajo sobre lo sucedido, a lo que ella me preguntó si le había dado muerte al usurpador de zapato; le conteste que no, que me había dado pena y que momentáneamente estaba hospedado en mi tacho de basura hasta la noche. Con cara de desconcierto, me contó como buena descendiente de gente del campo, que esos bichitos de sangre fría no son de garantizar, ya que algunos son traidores y no viven solo de la inmundicia sino que por las noches se nutren de la saliva y del mal aliento humano y cuando llega el día se esconden en los recovecos sucios de las casas.
Nacido de un antinatural y forzado huevo puesto por un gallo (no gallina) e incubado por una serpiente o un escuerzo, la única manera de matarlo no es pisándolo sino tirándole sal, incluso los mas místicos recomiendan reflejarle un espejo bendito. No quería interrumpir a Silvina sus intensas argumentaciones, pero estaba mezclando creencias; el del Basilisco con la Anfisbena, respetuosamente le di las gracias, no soy seguidor de esas habladurías, me guío de la sentencia del personaje Ichabod Crane: “Razón y Sentido, Causa y Consecuencia”.
A la noche cuando fui al patio a preparar la bolsa de basura y sacarla a la vereda, sorpresa fue que al dar vuelta el tacho, el chelco o lo que fuera se fue sin dejar huellas.
Desde esa noche, los calzados están bien cubiertos; y antes de dormir, obligación la crema dental y listerine para mantener toda la noche mi boca con exquisita fragancia.

2 comentarios:

sg (Silvina Gramajo) dijo...

Muy mal hecho de no hacerme caso, ya que tengo basta experiencia con esos bichos y lo mejor es la sal, es por eso que debes cuidarte, ya que por las noches trepa las patas de la cama y chupa la sangre, que no te ocurra amigo, porque ya es suficiente con los chupasangre de los humanos que nos exprimen todos los dias, un besote, silvina

Florencia Rocío dijo...

bueno...el chelko no es un animal venenoso...asi me dijieron en animales peligrosos del minisiterio de salud...yo estaba criando uno...pero bueno todo animal salvaje debe ser libre...ahora tengo una iguana macho..una verdadera caranpuka!
gracias por pasar por mi blog..éxitos...!