“En Santiago del Estero La Salamanca me espera…”
La Sachapera
La Sachapera
El
pícaro y valiente Ponciano Rojas, el “gran guitarrista” como lo conocen en
Quimili; a pesar del mito sobre su persona y de sus cuerdas, en una partida de
billar y mareado por el vino tinto, su secreto reveló.
Contó
que estuvo cerca de pactar con mandinga una noche en La Salamanca, pero en
realidad fue un brujo quien le otorgo el arte de hacer llorar la
guitarra.
El
enclenque relato de Ponciano levanto curiosidad entre los parroquianos de la
pulpería. ¡Por fin un testigo directo que aportaba datos sobre la tenebrosa y
alegre covacha!.
Cuando
fue joven, una noche, en la espesura del monte de Tintina, mientras cazaban
vizcachas y guasunchas con unos primos, un perfecto rasgueo de chacarera
escucharon a lo lejos. Tratando de orientarse caminaron hacia donde podía venir
la irresistible armonía, pero fue inútil, era como si la fiesta provenía de
todos lados, hasta por debajo de la maleza se escuchaba; era pegadiza,
divertida y rítmica como toda chacarera.
Cansados
de rastrear la supuesta peña, se echaron a dormitar con la agradable música de
los violines, acordeones, risas, zapateos, punteos y bombos que a la distancia
se oía…
Al
rato, se despertó Ponciano al sentirse observado por un elegante señor, que
estaba acompañado por un escuálido perro con cara de persona que no dejaba de
llorar ni de temblar.
Este
hombre, de pulcra presencia lo invito gentilmente por un rato a su baile,
dejando a sus primos profundamente dormidos. De pronto Ponciano sin decir ni
hacer nada se encontró bajo las raíces del yuyal y de los árboles del monte.
El
lugar estaba atestado de gente y animales, la mayoría bailaban desnudos al
ritmo del canto de un conocido folklorista de Santiago que estaba con sus
músicos arriba de una ovalada roca a manera de escenario. Ponciano lo saludo a
lo lejos, y aquel con un dedo en la boca le hizo ademán de guardar silencio.
Le
inquietó ver tanta gente desnuda enredada de manera cochina, las carcajadas,
los manjares, las bebidas alcohólicas, la mugre del ambiente, el colorido y el
penetrante olor a animal que había.
Aprovechando
el bullicio, este señor bien vestido, le agarro la mano y amablemente le
pregunto:
-
¿Muchacho, que habilidad de por vida quieres tener? te la doy.
-
¡¿Ah?! ¡bienhaiga que buenito que es ustee señor! aprovecho entonces, quiero
saber hablar como un doctor y dominar la guitarra! – respondió Ponciano.
-
No, no muchacho debe ser una sola y nada mas, y te la concederé a cambio de tu…
- le dijo el señor de manera imprecisa.
-
¿Cómo? no entendí la última palabra, no se escucha ni aca por la música.
El
Diablo hablando cada vez mas bajito le insistió:
-
Aceptas o no, cualquier destreza a cambio de tu…
-
No, no, disculpe Don, pero no se oye lo ultimo que dice, tengo cera en los
oídos – haciéndose el zonzo Ponciano.
-
Responda muchacho por si o por no, lo que quieras a cambio de tu… - murmurando
la ultima palabra el hábil diablo; mientras el perrito llorón le lamia la
mano a Ponciano.
-
¡¿Ah?! ¡¿que?! ¿a cambio de que?... ia leii dicho que tengo batata en las
orejas... ¡¿de tu arma, de tu almeja, de tu almagro, de tu almacén dice?! pos
hable bien clarito Don, que no le entiendo po´…
-
Dejaras de ser un orillero si te doy alguna habilidad y me das tu... - le
repetía el demonio.
-
Se ha bandeao de insistidor Don, pero no le escucho por la tracalada de
bochinche que hay aquí.
De
pronto, un silencio en el jolgorio.
-
¡Chango hambreao y tonto... la reputisima madre que te repario! - basto un chasquido de
dedos del embroncado "Supay" para que Ponciano se despertase al lado
de sus primos.
A
los meses, en su rancho lo visito un anciano de cara conocida, buscándolo para
fiarle leña; ante la negativa de Ponciano con la explicación que vivía de eso,y
que necesitaba las monedas, entonces el visitante le propuso unas rápidas y practicas
enseñanzas de guitarra a cambio de la leña. El pícaro Ponciano acepto
reconociéndolo al hombre, como aquel perrito que lloriqueaba en el monte.
Resulto
ser un viejo hechicero de los pagos de Soconcho que estaba enganchado en un
castigo del diablo a deambular en cuatro patas, y que se libero esa noche en la
que Ponciano haciéndose el zonzo fue más astuto que mandinga.
Había
ganado la libertad de su cuerpo canino al apostar contra el mismísimo demonio
en que Ponciano no se tentaría ante ningún ofrecimiento provocativo.
Resulto un curioso y
entretenido relato esa noche en la pulpería, pero como Ponciano no se tentó con nada, no hubo manera que diga el nombre del cantante que esa
noche estaba en La Salamanca.
5 comentarios:
BUENO, MUY BUENO...ESE PONCIANO ME RECUERDA A LOS SONEROS DE VERACRUZ, DICHARARCHEROS CON ESA MAGIA QUE EMBRUJA DE POR SI.
¡GRACIAS!
Vos sos Hernán???
NO sabia donde firmar asi que escribo aquí je, Muchas gracias por pasar por el blog de lamiauylaguau y que bueno que te gustó el texto de nuestro invitado especial (Dog Chaw jaja):P Gracias sos bienvenido ;)
Pau
Muy bueno Hernán. Siempre evocando lo nuestro, lo propio y no lo ajeno, difamando nuestra cultura y tradición. Para imitar. Un abrazo.
Muy bueno en verdad. Es reconfortante el tener a alguien que plasme asi lo "nuestro".
Realmente disfuté cada una de tus publicaciones. Sigue asi, y gracias por tu comentario.
Besos
HEY,LO VOLVÍ A LEER Y ME VOLVIÓ A EMBRUJAR,ESPERO QUE PRONTO PUBLIQUES ALGO, SALUDOS
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