domingo, marzo 19, 2006

Angelical Mensaje



Lo acompañe un poco desganado a mi amigo Sebastián Yanucci hasta la avenida Independencia a la altura del Barrio Cabildo, para retirar algunas cosas de la casa de su difunta tía. Me dolía la garganta, pero ya le había prometido en colaborar con el flete.
La tía de Seba había fallecido hace tres semanas, vivía con su marido y venia enferma de años, sufría de una depresión. Había días que lloraba mucho. Don Mario (el tío de Sebastián) la encontraba hablando sola, como si se dirigiera a su hijo Federico, que falleció unos años atrás, asfixiado por un chicle.
Mientras retirábamos la ropa del placard, en unos de los cajones, había calendarios, facturas de comercios, boletas de servicios viejas, pero nos llamo la atención una pequeña Biblia roja que, en las páginas del Levítico se escondía un sobre amarillo cerrado, cocido con hilo lino.
Suponiendo Sebastián que podría ser algún tipo de ahorro de la tía, con una cómplice sonrisa me miro y lo abrió, pero solo había un papel escrito con tinta negra, aparentaba ser una carta.
Estaba manuscrita, la grafía era perfecta, no tenia fecha, no estaba firmada.
Después de leerla coincidimos en no comentársela a su tío y la dejamos donde la encontramos y continuamos con el traslado un poco perturbados.


Mamita:
Contemplándote, mientras acomodabas mi descolorida ropa, note que el tiempo no esta siendo benevolente contigo. Lo distingo en tu lento andar y en las prematuras arrugas de tu rostro.
Ya perdiste fuerzas en tus manos; estas cada día mas agotada, tu apenada mirada se desvanece y no prestas atención con lo que te dice papá.
Haces y hablas pausadamente. Y ante la mofa de los demás, tus fuertes monólogos conmigo son sin disimulo mientras andas por la calle.
Pero mamá, mi querida y triste madre, estas viejita, pero no te rindas, no te apagues, no te olvides de vivir, todavía te necesitan.
Conmigo se fue tu hermosa ternura.
Las cosas no son las mismas para vos, ya lo sé, estas sensible y te sientes victima de esta vida que te toca soportar a partir de mi ausencia.
Percibes mi presencia, no estas sola, yo te veo mamá, sigo con vos, estoy en tus plantas, en las flores, en cada ser vivo que se encuentra en la casa, en los ojos de mis fotos, en tu sombra, detrás de los espejos, hasta en mis juguetes todavía estoy presente.
Cuando te visito en tus sueños, no lo hago con el propósito para que llores al despertarte; es para que no se borre el sonido de mi suave voz que te dice te extraño.
Mamá, todavía soy ese niño travieso y curioso. El que se tranquilizaba con tu delicado soplido que le dabas a mi herida cuando me ardía.
Tu corazón no esta vació, yo estoy en el; no me fui.
Yo me adelante en el camino.
¡Querida mamá, te amo sin tiempo, yo conozco la eternidad!.

2 comentarios:

sg (Silvina Gramajo) dijo...

QUERIDO AMIGO, ESA CARTA ME CONMOVIO HASTA LAS LAGRIMAS, LA VIDA DESPUES DE LA PERDIDA DE UN HIJO NO ES VIDA, CUANDO UNO PIERDE A SU ESPOSO/A LO LLAMAN VIUDO/A, CUANDO PIERDES A TUS PADRES TE LLAMAN HUERFANO, CUANDO SE PIERDE UN HIJO NO TIENE NOMBRE, AHORA ME PREGUNTO ¿NO SERA DEMASIADO ESO DE QUE SE MURIO AHOGADO CON UN CHICLE?, ¡QUE IMAGINACION!, IGUALMENTE ME CONMOVIO MUCHO ESTE POST, SEGUI POSTEANDO QUE LO HACES MUY BIEN. BESITOS, SILVINA

Josie Janeway dijo...

che,que desgarrador. La muerte de un hijo es un hecho muy terrible seguramente, no dudo en que puede llevar a la insanía a mental a personas predispuestas para ello.