domingo, diciembre 21, 2008

De prostitutas y taxistas

“Ante un imprevisto enfrentamiento, debo tener bien a punto mi ingenio y mis afiladas uñas”.
Illona Staller
Patricia, me relato que una vez se subió a un remis y el chofer al intuir su profesión le propuso que el viaje seria un regalo a cambio de algún tipo de complacencia sexual.
- Pero solo voy a cinco cuadras –
- No importa me “abonas” lo proporcional del corto recorrido –
- Pero, ya estamos llegando -
- ¡Dale! me haces lo que más te piden, pareces muy buena en lo tuyo –
- En ese caso, toma –
Le dio una fuerte cachetada.
- La mayoría de mis clientes son masoquistas – y se bajo.

lunes, diciembre 15, 2008

La Amaru Salinakuy

“El placer no es sino la felicidad de una parte del cuerpo”
Joseph Joubert
Los lugareños de Villa Atamisqui me comentaron sobre una rara y desconocida culebra que habita en la espesura del monte de la zona. Que por las noches se introduce en los ranchos buscando a campesinas.
Se desliza eróticamente entre sus piernas y las accede con delicadeza.
La mujer se entrega sin poder evitar la rápida y eficaz penetración del lascivo ofidio.
Les hace el amor provocando un maravilloso y firme espasmo.
Terminado el encantador acto sexual, sale de nuevo al monte y se encorva entre la vegetación esperando la siguiente noche.
Tuve el atrevimiento de bautizarla en quichua…
Por suerte para las mujeres, la culebra es estéril.


viernes, diciembre 12, 2008

Incompatibilidad de caracteres

“Por algo, Dios y el Diablo son solteros”
Emilio Díaz Silva
El dijo: - es imposible la convivencia – ella agacho la cabeza, asintiendo en silencio.
El juez sentencio: - advirtiendo que hay consentimiento de las partes, procedan.
Entonces el hombre se levanto y llevo a la mujer a lo profundo y oscuro del bosque, a una zona donde habitan los leones y lobos más feroces. La ató a un árbol de “manzano”, la beso y la dejo abandonada.
Al día siguiente regreso y recogió las osamentas de su cónyuge.
Y esa noche, en la soledad de su hogar, con una piedra trituró los huesos en un mortero hasta convertidos en una espesa crema gris.
Después mezclo la crema con barro, y moldeo hasta obtener un pequeño arco que deposito junto al fuego para que se oreará.
Mas tarde, tomo un cuchillo y suavemente se abrió el pecho a un costado del esternón. Recogió su artesanía que ya estaba seca, y lentamente la introdujo por la herida, haciendo que ocupara el lugar de su faltante costilla.
A la mañana temprano, pensando que al fin se había divorciado de su primera mujer… Adán sonriente salio libremente a recorrer el bosque.